Los alcaloides pirrolizidínicos en los alimentos.

18 Sep 2025

Los alcaloides pirrolizidínicos (AP) constituyen un grupo de compuestos naturales producidos como metabolitos secundarios por diversas especies de plantas. Se han identificado más de 600 alcaloides diferentes pertenecientes a esta clase, de los cuales más de la mitad presentan toxicidad para los seres humanos y animales. 

Los AP se encuentran de forma natural en plantas como parte de sus mecanismos de defensa frente a herbívoros. Aunque estas plantas no suelen formar parte directa de la dieta humana, su presencia accidental en cultivos destinados al consumo, por contaminación durante la cosecha o el procesamiento, puede dar lugar a niveles detectables en los alimentos.
Los AP representan un riesgo químico emergente para la seguridad alimentaria debido a su presencia no intencionada en una amplia gama de productos alimenticios, como infusiones, polen, suplementos a base de plantas y ciertos cereales. Su potencial hepatotóxico, genotóxico y carcinogénico ha motivado una creciente atención por parte de las autoridades sanitarias y reguladoras, en particular la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Comisión Europea.

Los alimentos con mayor riesgo son los tés e infusiones de hierbas, la miel, los suplementos a base de hierba y los cereales y derivados. 

En respuesta a los riesgos identificados y con el objetivo de proteger la salud pública, la Comisión Europea adoptó el Reglamento (UE) 2023/915, que establece niveles máximos de determinados contaminantes en los alimentos, incluidos los AP. Este reglamento reemplaza al anterior Reglamento (CE) n.º 1881/2006.

Los límites máximos de AP especificados en el reglamento son;  

Borraja fresca; 750 ppm.
Borraja seca, levítico, mejorana y orégano; 1.000 ppm

Té desecado (150 ppm), té desecado para niños (75 ppm) y té líquido para niños (1,0 ppm)
Infusiones de hierbas y hierbas secas, entre 200 y 400 ppm según el tipo.
Complementos alimenticios con vegetales; 400 ppm.
Comino; 400 ppm
Polen y derivados; 500 ppm

El cumplimiento de esta normativa obliga a los operadores del sector alimentario, especialmente aquellos que trabajan con materias primas vegetales, productos apícolas o suplementos nutricionales a tomar medidas que permitan controlar este contaminante.

Las principales acciones incluyen;

El control de calidad en la cadena de suministro
La validación analítica y métodos de detección de los PA
La revisión de formulaciones para reducir o eliminar ingredientes de riesgo.
La gestión del riesgo y la comunicación con los distintos operadores.

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